Casa Llana toma su nombre de un tipo de vivienda identificada en diversos lugares de Cantabria. Las casas llanas eran construcciones en una sola planta y a dos aguas, cuya evolución terminó definiendo amplios soportales en las fachadas orientadas a sur, perfectos secaderos en épocas estivales. La vivienda proyectada continua explorando este tipología típica de la arquitectura vernácula cántabra. Dos hastiales de piedra flanquean el volumen a dos aguas, y el soportal previamente mencionado se acristala parcialmente para acoger en un espacio continuo todas las zonas comunes de la vivienda. En la fachada trasera, se organizan los dormitorios y baños, diferenciando claramente una zona de día y otra de noche.
Piedra, vidrio, madera y teja cerámica, son los materiales empleados para establecer un dialogo con su entorno inmediato, permitiendo la convivencia de piezas nuevas y existentes.
La vivienda se construye sobre una parcela en pendiente. El terreno se modifica mediante bancales que buscan la mínima alteración del perfil topográfico y definen una superficie horizontal en las cotas más altas para ubicar la vivienda. Desde este nivel, se consigue apoderarse de unas vistas que se extienden varios kilómetros y aislarse del camino desde el que se accede a la finca.